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El Sistema Mundial y sus Subsistemas: Comercio y Finanzas Internacionales

Investigación, dirección, producción y edición de Sonia Uberetagoyena Loredo

 

El Sistema Mundial y sus Subsistemas: Comercio y Finanzas Internacionales

Diversos autores consideran que el sistema internacional ha transitado por los caminos «comunitarios» pero, después de 1945, reunió los requisitos para existir como una «sociedad internacional» porque la multiplicidad de Estados existentes se consideran, desde un punto de vista jurídico-institucional, recíprocamente iguales.

Su resultante fue el nacimiento de la ONU en 1945, que integra normas surgidas del principio de «autolimitación» de los Estados, estructurando además, diversos organismos de cooperación política, económica y militar, cuya complejidad y variedad constituirían la base regulatoria de la sociedad internacional.[1]

El sistema mundial aun no es un «sistema social», es quizá, un «sistema comunitario», ya que no ha alcanzado el grado de «sociedad». Su grado de evolución, pensando en términos «hobbesianos» de «pacto social», es aún muy embrionario.[2]

El sistema mundial, tiene elementos que tienden a constituir un marco institucional global, pero enfrentando a la incapacidad de establecer un «poder de policía» con alcance general. En palabras de Morton Kaplan[3], es «un sistema político, sin fuerza legal», sin capacidad de exigir, a la totalidad de sus miembros, el cumplimiento de las normas vigentes, o de sancionarlosa la totalidad de sus miembros, polares y no polares, hegemónicos y hegemonizadospor incumplimiento de las mismas.

En la actualidad, en que ya no rige el sistema bipolar y se está configurando un nuevo sistema -y un orden consecuente-, queda claro que, los países miembros de la OPEP -o la OPEP como tal-, no son «polarizadores» y sí lo es la Unión Europea (UE), Alemania unificada en su contexto, o Japón.

En la actualidad no hay anarquía, sino ausencia de un «gobierno central», por lo que predomina la tendencia de algunas entidades soberanas, de bloques y de actores transnacionales en gran cantidad, por sobre la imposición de reglas supranacionales o la coordinación para la generación de un orden global.

 

Configuración del Régimen Mundial hacia el Siglo XXI

Las nuevas tendencias muestran de la «agenda» mundial se concentra en el eje económico con características transnacionales (deuda externa; inversiones; nuevos procesos industriales; búsqueda de nuevos mercados; crecimiento demográfico; migraciones debido a la búsqueda de nuevos horizontes económicos; desempleo; pobreza; narcotráfico; problemas étnicos y religiosos; desintegración de Estados, etc.), configuración que proviene desde principios de la década de los ’70, mucho antes de la finalización del sistema bipolar, con la declaración unilateral del gobierno norteamericano del abandono del régimen monetario establecido en Bretton Woods, con la crisis petrolera de 1973, y la crisis de la deuda de los ’80.

Algunas de las preguntas, que habría que responder para visualizar las características actuales del sistema mundial, en términos de generación y de generadores de pautas de relacionamiento global, se muestran en el siguiente diagrama.

 

 

El proceso de polarización en el eje económico, gira alrededor del valor «rentabilidad», debilitamiento y apertura del Estado, con el objeto de que rijan las reglas del mercado, interviniendo actores estatales y transnacionales, en un mundo, «transnacional con muchos Estados» que se desnaturalizan al perder soberanía.

En el Consenso de Washington de 1990[4], se plantearon 10 instrumentos de política para llevar adelante el objetivo de un sistema capitalista mundial basado en la libertad del mercado para operar, donde predominan los más «aptos», en una especie de «darwinismo social», donde la vida social se concibe gobernada por las leyes de la competencia y del conflicto, llevando a una selección natural de la supervivencia del más apto y a la eliminación del más débil:

  • Establecer una disciplina fiscal;
  • Priorizar el gasto público en educación y salud;
  • Llevar a cabo una reforma tributaria;
  • Establecer tasas de interés positivas determinadas por el mercado;
  • Lograr tipos de cambio competitivos;
  • Desarrollar políticas comerciales liberales;
  • Una mayor apertura a la inversión extranjera;
  • Privatizar las empresas públicas;
  • Llevar a cabo una profunda desregulación; y
  • Garantizar la protección de la propiedad privada.[5]

Se confiaba que con el Consenso y con la globalización, iban a aumentar las tasas de crecimiento económico; a disminuir significativamente la pobreza y la inseguridad; y que el flujo de capital y el crecimiento de las exportaciones, promovería el desarrollo de sectores con un uso intensivo de la mano de obra. Nada de esto ocurrió, pues:

  1. Disminuyó el índice de pobreza, como consecuencia de la disminución de la tasa de inflación acompañada por un breve crecimiento del PIB y no de la redistribución de la riqueza financiera y comercial.
  2. Aumentó el desempleo formal o el empleo informal, o ambos, en muchos países, como en Argentina o en Nicaragua, por ejemplo.
  3. Las exportaciones crecieron en sectores de uso intensivo de los recursos naturales, creciendo también la brecha salarial entre mano de obra calificada y no calificada; [6] así como la inseguridad económica para los pobres y la clase media (inseguridad laboral y volatilidad de los ingresos).

En el documento titulado «La Larga Marcha» resultante de una reunión en Montevideo en 1997, sobre el desarrollo en América Latina y el Caribe (ALyC), se concluyó que era necesario invertir en recursos humanos, promover o crear mercados financieros eficientes y sólidos, mejorar el entorno legal y normativo (en especial del mercado laboral y mejoramiento de las regulaciones que afectan la inversión privada en infraestructura y servicios sociales), mejorar la calidad del sector público (incluyendo el sector judicial) y consolidar la estabilidad macroeconómica a través del fortalecimiento fiscal; lo cual implica importantes reformas institucionales.

Estas reformas planteadas el Consenso, pretenden resolver la baja en los servicios financieros del sector privado y público, la calidad de la educación y la eficacia del sistema judicial. La reforma en estos sectores mejoraría la competitividad del sector privado y redundaría en un crecimiento a largo plazo y evitaría el crecimiento de los flujos inestables de capital (instituciones financieras nuevas o más eficientes –nacionales e internacionales- para disminuir la vulnerabilidad).[7]

Durante la década de los ´90 el volumen de intercambio comercial creció 3 veces más que la producción mundial; la inversión extranjera directa, 2 veces más que la producción interna de estos países[8]. También crece la expansión de subsidiarias de empresas que ubican sus plantas de montaje y oficinas y venden sus productos en todo el mundo.

El poder se concentra en países que producen y detentan el monopolio de la información, de los servicios, de la estética y de las ideas, de la investigación científica y tecnológica, de las patentes, de las comunicaciones de masas. Luego vienen los países cuya producción es industrial. Al final están los países que están condenados a consumir sin producir.  Las fábricas, que en la era industrial indicaban progreso, hoy indican una situación intermedia entre el mundo industrializado y la periferia.[9]

De la misma manera crece la apropiación de activos públicos por parte del sector privado nacional y transnacional (fusión de bancos y de empresas), generando más desempleo. De monopolios empresarios estatales se pasó a monopolios privados, quedando sin resolver el desempleo y la pobreza.

La mayoría de los países periféricos decidieron abrir sus economías al comercio, las inversiones y los flujos financieros, para aprovechar las oportunidades de una creciente globalización; sin contar, en la mayoría de los casos, con un marco institucional adecuado,[10] decidiendo simplemente cumplir con los requisitos de la liberalización demandados por la ideología ambiental.

En 1997, las economías asiáticas, que durante décadas se desempeñaron bien, siguiendo políticas macroeconómicas sólidas, a diferencia de México que derivó en el efecto tequila en 1994, cayeron en una crisis financiera y monetaria, sufriendo graves recesiones, desempleo e inestabilidad social, debido a que las inadecuadas instituciones de gobierno, corporativo y financiero, crearon incentivos que llevaron al sector privado de esos países a abusar de su acceso a enormes flujos de capital de corto plazo, incurriendo en masivos riesgos financieros y monetarios que hicieron que sus economías y ellos mismos se volvieran altamente vulnerables a los cambios en las percepciones de los inversionistas.[11]

Dicha crisis mostró fehacientemente que las instituciones nacionales e internacionales no son capaces de manejar el nuevo mercado financiero mundial[12] y que la estabilidad institucional y financiera, no asegura bienestar social.

Los principales cambios realizados, se refieren a la protección de los derechos de la propiedad, de los riesgos de la expropiación privada y los contratos,[13]  sin haber cambios en la reconversión laboral, salvo para desregular.  Los desafíos técnico-políticos que se presentan esos cambios son la creciente deficiencia y la baja calidad en los sistemas de educación pública y las reformas judiciales, que aun son muy escasas y de poco alcance. [14]

El capitalismo se «derramó» sobre el sistema global, al desintegrarse la URSS, al finalizar el bipolarismo y la lucha entre dos ideologías, capitalismo vs. Comunismo y la caída del muro de Berlín, quizá a partir de los ´70; con la declaración unilateral de EUA de la inconvertibilidad del dólar en oro; o cuando se desarrolló el mercado extraterritorial de eurodólares. Debido al impacto producido por la OPEP en 1973; o cuando Margaret Thatcher y Ronald Reagan plantearon un programa que propugnaba la separación del Estado de la economía para que los mecanismos de mercado hicieran su trabajo en 1980, lo que detonó una recesión anticipando la crisis de la deuda de 1982.

El comercio internacional de bienes y servicios no es suficiente para crear una economía global, los factores de la producción (tierra, trabajo y capital) también deben ser intercambiables.[15]

El capital financiero tiene más movilidad que la inversión, eludiendo a los países en los que está sometido a impuestos o normas onerosas; las grandes empresas multinacionales tienen flexibilidad en la fijación de precios de transferencia y ejercen presión en las decisiones de inversión; los inversionistas de cartera internacionales son los que tienen la mayor libertad de elección.

Por ello el capital financiero ocupa un lugar dominante en el mundo actual.  Muchas industrias, como la automovilística, la química, la informática, han llegado a estar dominadas por grandes empresas multinacionales[16], obligando a los Estados a abrir las economías y desregular, particularmente la mano de obra para que el capital se interese al darle mejores condiciones de «rentabilidad». Estas nuevas reglas son establecidas por actores transnacionales calificadores de «riesgo país». Así, el FMI, previene o soluciona situaciones de crisis financiera o solucionarlas. El BM financia la reforma y el achicamiento del Estado, más que al desarrollo, financiando preferentemente al sector privado a través de la Corporación Financiera Internacional (CFI); de la misma manera que lo hace el Banco Interamericano de Desarrollo en el contexto hemisférico con la Corporación Financiera Interamericana (CFI).

En el capitalismo global, las fuerzas del mercado no necesariamente empujan a los Estados a la democracia. Los grandes bancos internacionales y empresas multinacionales, están frecuentemente más cómodos con un régimen fuerte y aún autocrático, que es más previsible, que uno democrático.

En la actualidad existe un delito grave, similar al de las dictaduras, que permanece impune: privación de derechos humanos elementales»: salud, trabajo, alimentación, vivienda. El hambre de los pueblos no es un producto de la naturaleza sino una consecuencia de los actos de gobierno y de la aplicación exclusiva de las leyes del mercado a las relaciones «humanas».[17]

Desde el fin de la 2da G.M., la cuota del Estado en el PNB en el conjunto de los países industrializados, casi se ha duplicado. A partir de 1980 la cuota del Estado en el PNB no se ha reducido; pero los impuestos sobre el capital y el empleo se han reducido mientras que el gravamen al consumo ha ido aumentando. La carga de los impuestos ha pasado del capital al ciudadano.[18]

El desorden que provoca el flujo financiero irrestricto, impone la necesidad de buscar mecanismos de control de capitales, como posible solución de la crisis.

Jeffrey Sachs (ideólogo de la economía neoliberal), sugiere que para que «el capitalismo global funcione», «los emergentes deben dejar de ser adictos a los flujos de asistencia, que deben convertirse en dueños de su propio destino, o serán arrastrados por la espiral de la crisis global de las finanzas».

Paul Samuelson, premio Nobel de economía, dice que «quizá llegó la hora para que el capitalismo global descanse en paz», ya que «posiblemente gran parte del mundo no estaba preparado ni tenía los valores necesarios para el libre mercado«, pues la caída de los mercados en todo el mundo envía un mensaje ineludible, que basta mirar a Hong Kong y a Malasia, reinas del libre mercado, ahora con control de capital.

George Soros opina que la crisis no es coyuntural, anticipa el fin de la globalización y pronostica que la prosperidad de EUA en los últimos diez años corre el riesgo de caer a pedazos».[19]

En general, hay desconcierto. Las respuestas oscilan entre proteccionismo y regulación y aperturismo sin controles. La economía mundial, entretanto, continúa con sus propios tropiezos y generando olas de desempleo, de pobreza creciente, de quiebras y fusiones de empresas y bancos, sin que se encuentren respuestas adecuadas.

En los ’70, el Grupo de los 7 (G-7) era el ámbito en el que se trataban los problemas económicos y en el que se proyectaban soluciones por sus miembros, pero el Foro de Davos, en el que participaron empresarios, intelectuales, gobernantes, etc., para proponer alternativas económicas, con una perspectiva crítica, y respuestas ha colocado al G-7 a tener un rol secundario.

El tema central de Davos en 1998, fue la «globalización responsable». Se habló de los efectos de la globalización referida a las comunicaciones y a la información, y algo de la globalización cultural.  Entre los temas tratados, destacaron:

  • Debilitamiento del accionar de las Naciones Unidas.
  • Los organismos internacionales se han vuelto inoperantes y no tienen respuestas, toda vez que han sido creados para un sistema y un orden que ya no existe.
  • Crítica por parte de los asiáticos al materialismo consumista occidental que ignora los valores culturales y humanos.
  • Baja en los precios de los principales productos primarios: petróleo, agro, productos mineros, electrónica, etcétera.
  • La revolución digital como uno de los grandes fenómenos de la época.[20]
  • La «tercera vía», como una alternativa;
  • La «administración» del impacto social de la globalización.
  • Críticas al Fondo Monetario Internacional (FMI) reclamándole más transparencia, mayor supervisión y medidas distintas para combatir las crisis financieras.[21]

Muchos planteos y pocas respuestas concretas. Las respuestas tradicionales no son suficientes.

Las siete grandes potencias económicas del mundo, en una reunión celebrada en Londres en 1998, plantearon nuevas reglas del juego para la economía mundial y el establecimiento de nuevos códigos de procedimiento en la implementación de políticas monetarias, financieras y fiscales, relacionados con:

  1. Búsqueda de formas para combatir la desocupación global.
  2. Medidas para combatir el lavado de dinero, la evasión fiscal internacional y la mafia organizada que utiliza los sistemas bancarios con impunidad.
  3. Compartir información entre las autoridades impositivas de cada país para combatir la evasión internacional de impuestos y el lavado de dinero. Cada país deberá hacer estudios domésticos para incrementar la cooperación y mejorar la legislación para combatir la mafia organizada.[22]

La crisis financiera Asiática le impuso al G-7, esclarecer cómo modificar los procedimientos de hace 50 años, para crear un sistema más abierto y transparente.  El nuevo código de conducta sería el marco obligatorio internacional para los negocios financieros y nadie podría violarlos o esquivarlos: reglas establecidas en un código de procedimientos fiscales y monetarios que debería implementar el FMI al otorgar sus créditos.

 

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Fuente: UBERETAGOYENA Loredo Sonia. Tesis de Maestría en Economía. ECONOMÍA INTERNACIONAL (Una Propuesta Didáctica para Licenciatura. TERCERA  PARTE: Propuesta Didáctica. Análisis Empírico. Comercio y Finanzas Internacionales. El Sistema Mundial. Pp: 203-210.

 

Referencias

[1] Por ejemplo, Silva, Héctor R., La Comunidad Internacional, (Bs. As., Depalma, 1984), Págs. 7-9.

[2] De acuerdo con Ferdinand de Tönnies, son comunidades aquellas agrupaciones en las que los lazos que unen a sus miembros son predominantemente naturales, espontáneos, basados más en lo que se siente que lo que se piensa. Sociedades, son aquellas agrupaciones en las que predomina el elemento racional; esto es, lo que quieren conscientemente todos o algunos de sus miembros; pero, además, se da un determinado grado de institucionalidad, sea ésta formal o no formal. En la comunidad, lo que prevalece es la capacidad de imponer conductas a partir del poder, más que la racionalidad. Los más fuertes son los que mandan y establecen las pautas de funcionamiento de la agrupación. No existe un marco institucional que limite el poder

[3] Kaplan, Morton, System and Process in International Politics, (New York, John Wiley and Sons, 1957), Political System.

[4] El Consenso en realidad fue entre instituciones norteamericanas y organismos internacionales como el FMI y el BM. Por ello resulta dudoso que se pueda llamar consenso a tal iniciativa.

[5] Burki, Shahid Javed y Perry, Guillermo E., coordinadores, «Más Allá del Consenso de Washington: La Hora de la Reforma Institucional», (Washington D.C., Banco Mundial, 1998), Pág. 8.

[6] Burki, Shahid Javed y Perry, Guillermo E., coordinadores, «Más Allá del Consenso…, op. cit., Págs. 1-2.

[7] Burki, Shahid Javed y Perry, Guillermo E., coordinadores, «Más Allá del Consenso…, op. cit., Pág. 3.

[8] Banco Mundial, Global Economic Projects and the Developing Countries, Washington D.C. 1997.

[9] Planteado por el profesor y escritor italiano Doménico De Masi, citado por Adriano de Aquino, Secretario Estadual de Cultura del Gobierno de Río de Janeiro, en un artículo titulado «Industria Cultural no Río de Janeiro», Diario Journal do Brasil, 17 de marzo de 1999.

[10] Banco Mundial, Private Capital Flows to Developing Countries: The Road to Financial Integration, Washington D.C., 1997.

[11] Burki, Shahid Javed y Perry, Guillermo E., coordinadores, «Más Allá del Consenso, op. cit., Pág. 4.

[12] Ídem., Pág. 4.

[13] Ídem., Pág. 5.

[14] La denominada Segunda Cumbre de las Américas, del 18 de abril de 1998, que corresponde a la Cuarta Reunión de Presidentes Americanos (tercera en la que se exige el requisito de democracia para asistir) adoptó lo que se llamó el Consenso de Santiago, estableciendo metas ambiciosas sobre educación, reformas al sector financiero, judicial y público. Sobre lo social, salvo desde el punto de vista del mercado, nada se ha hecho. Burki, Shahid Javed y Perry, Guillermo E., coordinadores, «Más Allá del Consenso, op. cit., Pág. 8.

[15] En realidad, a nivel universal, es el capital el que se mueve con agilidad. La tierra no se puede mover, aunque los recursos naturales lo hacen, pero su movilidad tiene dificultades, y las personas -trabajadores- son limitadas por sistemas migratorios inmovilizantes. Japoneses en relación con otros asiáticos u occidentales; Estados Unidos con relación a los latinos; los europeos occidentales con relación a los europeos orientales o a los de la región del «Magreb»; etc.

[16] Ver Soros, George, La Crisis del Capitalismo Global: La Sociedad Abierta en Peligro, (Bs. As., Sudamericana, 1999), Pág. 137.

[17] El concepto de «condicionalidad» en la democracia, pertenece a Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz de Argentina (1980), expresado en una conferencia ante la Comisión de Relaciones Exteriores y Defensa y la Subcomisión de Derechos Humanos del Parlamento Europeo, Bruselas, 20-21 de noviembre de 1995. La conferencia fue publicada en http://www.geocities.com/luisdallanegra/condicio.htm.

[18] Soros, George, La Crisis del…, op. cit., págs. 143-144. Delfico, Alberto, en Globalización, Flexibilización, Corrupción… Y ¿Con la Gente qué Hacemos?, (Bs. As., Edic. del Autor, 1985, también trata este tema.

[19] Ver Diario la Nación, Bs. As., 20 de septiembre de 1998, Economía.

[20] Se está pasando de una economía industrial a una de la información. El patrón oro ha sido reemplazado por el patrón información: comercio electrónico, «ciberespacio» y transferencias financieras. La revolución tecnológica ha resultado ser una herramienta hecha para unos pocos, dado que no todos pueden acceder a ella, sea por falta de medios, o por falta de capacitación.

[21] Ver La Nación, Bs. As., 7 de Febrero de 1999. Economía.

[22] Ver, Clarín, Bs. As., 10 de Mayo de 1998.

 

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