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Las cadenas de valor añadido o cadenas globales de valor (CGV), un nuevo contexto Internacional y la reversa hacia el nacionalismo

Autora: Investigación, dirección, producción y edición de Sonia Uberetagoyena Loredo

Como parte de la inclusión de un apartado especial dedicado al análisis teórico y contextual de la economía internacional, hoy poliecosocial.com, inicia el análisis del comercio y de las finanzas internacionales, partiendo de un contexto de evaporización de las fronteras nacionales y continentales, rotas por las empresas multinacionales, al operar en un ambiente tecnológico, en búsqueda de mayores niveles de eficiencia en la asignación de los recursos y, por tanto, mejores niveles de utilidades.

David Ricardo, hablaba de las ventajas comparativas, en términos de la abundancia factorial que afectaba sus precios relativos, por lo que los países se especializaban en la producción y exportación de aquellos bienes que podían fabricar con costos comparativos, relativamente más bajos, que se ilustra a continuación:

Ventaja comparativa de David Ricardo

La ventaja comparativa según David Ricardo, procede del costo de oportunidad al que se enfrenta la producción de cada bien, que en un ejemplo simple se expresaría en que para producir queso debe sacrificarse menos la producción de vino. Formalmente, el país produce un bien y lo exporta porque tiene un costo relativo menor al de otro país, al prescindir de una cantidad menor de bien del que se sacrifica una porción de su producción .

Hoy, al disiparse las fronteras nacionales y continentales, por la naturaleza de las empresas multinacionales, que se han afianzado al operar en un ambiente tecnológico, prevalece una diferencia cualitativa respecto al mercado internacional, ya que el sistema de producción global, “acerca” a los mercados en lo laboral, productivo, oferta y demanda, distribución de mercancías y capitales, con un sistema de competencia entre empresas multinacionales, extendiendo la división del trabajo y sus economías de escala, a nivel internacional y ya no, a las restricciones tecnológicas de una economía nacional.

El capital puede invertir e intervenir en cualquier mercado de valores del mundo, fusionándose en diferentes sectores, que suman y acumulan sinergias, por el uso de una vasta tecnología informática, sin medidas de control sobre un comportamiento tirano en contra de la ciudadanía. El Estado, al quedar intervenido por el poder económico ya no funciona, ni en fuerza ni en sus fronteras, obligando a una reestructuración social.

Lo que fue inimaginable para las macro-instituciones financieras, como el Banco Mundial, el FMI, etc., es que el desarrollo del mercado y de las economías se acelerara y se extendiera en la forma y magnitud en que lo ha hecho, que de 1950 a 1970 ya había triplicado la producción mundial[1], y que en los momentos posteriores a la 2ª Guerra Mundial, en que fueron creadas, no se contaba con parámetros de medición, que permitieran vislumbrar los efectos del desarrollo tecnológico.

En la actualidad,el capital financiero funciona en un circuito interno mundial, de manera que más de la mitad del comercio mundial se ejerce entre las propias empresas transnacionales –comercio inter e intra industria-sector-, a través de contratos; los recursos obtenidos en las transacciones de una multinacional son mayores que las reservas de los bancos centrales; los fondos de pensiones y de seguros que rebasan con mucho a los depósitos de los bancos comerciales, se invierten en bolsas, con lo que la estrategia financiera beneficia a los poderosos, ¡con los recursos de la masa trabajadora! Haciendo muy ricas a unas cuantas personas en el mundo, desarrollado y en desarrollo.

Al invertirse el capital en países donde hay menos impuestos (paraísos fiscales), el dinero para gastos sociales va a ser cada vez menor, al tiempo que aumentan los beneficios, lo que se exige que la carga impositiva recaiga en los trabajadores y no de los grandes capitales, sino de los fondos de pensiones o de inversión en los que los pequeños ahorradores buscan la máxima rentabilidad, sin importarles que sea mediante operaciones especulativas, por encima del área productiva, propiciando inestabilidad monetaria a consecuencia de los flujos especulativos de dinero, fuente principal de los beneficios de la banca de los países industrializados.[2]

El nuevo orden económico internacional se materializa en un mercado que asigna los recursos a los procesos económicos, desde la innovación tecnológica, la información y la comunicación y transportes y no desde el empleo, porque la producción multinacional necesita costos muy reducidos, eliminando del mercado laboral mucha mano de obra.

El poderío del mercado mundial, se expresa en la abolición de las restricciones a las inversiones extranjeras, mediante el Acuerdo Multilateral de Inversiones (AMI) para protegerlas, con la participación de los 29 países más ricos del mundo, que alcanza el nivel de Tratado en la Agenda Global del capital transnacional, con enormes privilegios para las multinacionales de invertir sin riesgos ni contraprestaciones políticas y los gobiernos carecen de derechos, mediante las legislaciones nacionales, para demandar a las multinacionales en caso de fusiones, en limitar las inversiones o exigencias de cumplir con requisitos de empleo o un periodo mínimo de inversión.[3]

Hoy, la comprensión del mercado Internacional, requiere del análisis de las cadenas de valor añadido o cadenas globales de valor (CGV), para entender el cambio teórico y contextual de las ventajas comparativas a las competitivas, en el estudio de la economía internacional.

Dicho análisis se vuelve relevante, al considerar que las cadenas de valor de las multinacionales, ha dado lugar a una reversa, en la internacionalización, apertura y neoliberalismo, en las antes economías imperiales, dado que los países del E7 han emergido (China, India, Brasil, Rusia, México, Indonesia y Turquía), con tendencias que le impedirían a la Unión Americana recuperar la primera posición imperial, hoy en riesgo de dejar de serlo, dada la primacía económica de China e India y las posibilidades del E7 sobre el G7, si las primeras utilizan las estrategias adecuadas respecto de los del G7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido) de crecer en proporciones que superen con mucho las de Estados Unidos, al 2030 y 2050.

Ello estaría explicando la preocupación y, hasta enojo, por parte de Donald John Trump, para renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), para que algunos países en desarrollo dejen de crecer y superarlo, conforme a los pronósticos de importantes Institutos de Investigación e importantes consultoras.

 

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[1] Kurt Waldheim, durante su mandato como Secretario general de la ONU, en 1975, anunciaba la necesidad de un nuevo orden internacional.

[2] Ramiro Pinto. (2017). La globalización. 2/03/2017, de Escritos de Ramiro Pinto Sitio web: https://ramiropinto.es/libros-ramiro-pinto/renta-basica/indice/evolucion-economia/formulaciones-economia/globalizacion/#sdfootnote9anc

[3] VI Encuentro de Helsinki, 27-29 de marzo de 1998: Acuerdo Multilateral de Inversiones (MAI).

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