Autora: Investigación, dirección, producción y edición de Sonia Uberetagoyena Loredo
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¡Feliz Día de las Madres!
No hay palabras, ni recuerdos que concluyan, para hablar de La Madre y de los Hijos, porque éstos,… ¡nos hicieron Madres!
Es gigante el concepto de la máxima figura de amor, de entrega, de sacrificio, portadora de todos los valores y emociones que, difícilmente puede expresarse el significado que merece La Madre, aunque es poco recordado o conocido el origen pacifista del festejo del Día de las Madres.
Lo cierto es que, con reconocimiento o sin él, aunque se tengan pocos o muchos amores, el amor de la Madre es único, un amor difícil de encontrar. En el alma y el espíritu de una Madre, no cabe el amor que siente por sus hijos. !Se revienta de todo, de amor, de intranquilidad, de miedo!,… aun,… en la distancia…
¡Madre!, la tarea más difícil de ejercer, que aun portando toda clase de heridas, de miedo, de llantos, y, también de la máxima alegría, fuerza, entereza, paciencia y sencillez, es capaz de manera incomparable, en su delicada misión, de desearle al mundo y a sus hijos, ¡lo mejor de lo mejor!
El Día de las Madres, no se resiste al deseo de arrancarle a las palabras, la verdad llena de esperanzas, de fantasías, de poesía, de buena voluntad, y esperar que todas las ¡Queridas Madres y los Queridos Hijos!, ¡llevados o no en el vientre materno!, hagan de este día, un tiempo para dar paso a las palabras, la sensibilidad y la verdad, para comprender,… lo incomprensible,… ¡Ser Madre e Hijo!
El gran anhelo de una Madre, es ver siempre por sus hijos, presentes y ausentes, con autorización o no, de hablar de cuando eran demasiado pequeños, disfrutando del placer de tenerlos en sus brazos, sin dudas, sin reflexiones, con profundo amor, que siempre creció en el día a día, dispuestas, incluso, a respetar, sus decisiones,… sin conocer sus afanes.
¡Así es el ejercicio de la maternidad!, desde siempre, y, … para siempre, nunca contraria el propósito de hacer de sus hijos, seres con alas grandes para volar. ¡Amados Hijos, busquen siempre dentro de sí, el recuerdo de sus vidas, busquen dentro de sí, esa bella historia del encuentro con su vida, busquen dentro de sí, el derecho a perseguir sus propios propósitos!
No habrá respuesta ninguna, ¡Madres: sangre del alma!, para explicar esa humildad que se requiere para enfrentar la vida y la de sus hijos, para brindarles, un cierto arte de vivir, recordando que el tiempo… pasa…, que el hoy, determina el futuro y que… además, es irreversible;… para enseñarles a no amenazar sus propósitos,… adjudicándose el descubrimiento de su propia vida…
Las Madres son inmensas, desde que surge un nuevo amanecer, en preguntas, interminables y eternas,…, sobre el destino de sus hijos,… de sus afanes,… de su libertad, del paso ligero y firme, que su intensa e inmensa juventud, ha decidido,…, de su propia voluntad,… de su camino por la existencia, con profundo amor, como la Madre los ha amado,… Las Madres son inmensas, porque son aquellos seres que han forjado a otros y, a las que no hay maneras con que corresponder,… porque han dado la posibilidad,… ¡de NO ser seres sin rostro, porque seres con antifaz, puede ser cualquiera!
Por eso,…. y muchas cosas más ofrendo a Boris, mi Madre querida, ¡al ser que me dio un rostro!… le expreso mi reconocimiento, mi gratitud y mi inmenso amor…
Con motivo del Día de las Madres!,… al Ángel de mi Vida
Ángel de mi Vida
Nadé en las aguas ancestrales de un vientre querido. Y así… nadando llegué a tu mundo, mi primer mundo, mi primer mundo querido.
Esa fue la inspiración de mi vida, ese fue mi primer aliento de vida. Después,… nadamos juntas el flujo de la vida, a ratos en aguas tranquilas y a ratos, en intranquilas…
Fueron tantos los hechos de la vida, los momentos, los remansos, los detalles compartidos, que conseguimos todo género de alegrías.
Son tantos y tantos,… que jamás podré expresarlos todos juntos. Esa fue una vida, una historia tan llena, que inundaron tus aguas y las mías.
Yo sigo aquí y tú ya te sumergiste en otras aguas, que ya no puedo compartir contigo.
Y hoy, ya no nadas,… hoy vuelas, con esas grandes alas que te da tu otra vida.
¡Hoy Madre Querida, eres el ángel de mi vida!
Ángel de mi vida, ya no te puedo regalar nada, ni mi presencia, ni mi compañía. Ven un momento, cuando yo esté dormida y ahí … háblame, dime cosas del misterio de tu nueva vida, comparte conmigo, al menos, mis sueños,… y vuelve cada día, … , regresa a mí, ingrávida, pero llena de vida, aunque sea de tu otra nueva vida…
Y… después… Ángel de mi Vida, viaja a donde quieras volar, que al fin, con tus alas, podrás conmigo, en mis sueños, nuevamente nadar.
… Y así nadando y volando, comparte madre mía,… tu alma y la mía.
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