Autora: Investigación, dirección, producción y edición de Sonia Uberetagoyena Loredo
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El crecimiento económico, es la expansión porcentual del Producto Interno Bruto de un país; esto es, el aumento de la producción de bienes finales y servicios de una sociedad, en un periodo dado, que generalmente es un año.
Por tanto, el crecimiento económico, es medible a través de diversas variables, cuantificando la producción para la nación en su conjunto y, para cada uno de sus sectores económicos (agropecuario, industrial y servicios), tanto por la productividad de la economía total, marginal y por cada factor productivo, etc., así como por sus sectores y ramas económicas.
El crecimiento económico, no debe confundirse con otro concepto, que debería ser otro cimiento del análisis económico y de preocupación principal de todos los países del mundo, a lo largo de la historia: el desarrollo económico.
El desarrollo económico es el mejoramiento del nivel de vida de la población, en el que, la tecnología y la educación, contribuyen substantivamente a que un país se desarrolle, de modo que se da un proceso mediante el cual los países pasan de un estado atrasado de su economía a un estado avanzado de la misma; a un nivel de desarrollo que representa, justamente, mejores niveles de vida para la población en su conjunto; que van mejorando día con día, con cambios cuantitativos y cualitativos; es decir, aumento de la producción, de la productividad y aumento del ingreso real per cápita.
La medición del desarrollo no es única, sin embargo, puede aludirse, por ejemplo, a algunas estadísticas, para comparar diferentes niveles de desarrollo, a saber, la escolaridad promedio de la población; el número de viviendas con servicios básicos; el número de televisores y radios por vivienda; la esperanza de vida (número de años que se espera que viva en promedio un individuo), la posibilidad de acceso de las personas a los servicios médicos, entre otros. En lugares donde estos indicadores son muy bajos y el ingreso de la población es precario, puede considerarse que el nivel de desarrollo económico, también lo es.
El concepto de desarrollo es más amplio que el del crecimiento, al incluir el progreso humano y social; así como a la acción política con propósitos institucionales, que a su vez contienen las interacciones sociales. El concepto de desarrollo se inscribe en el área de la economía descriptiva o normativa (“Deber ser”), sugiriendo los medios o fines del cambio social, que conduzcan a mejores condiciones de vida o de modernizar a las sociedades[1].
El desarrollo es la transformación de múltiples dimensiones del ser humano, que se expresa en la modificación de conductas, actitudes de los individuos, de modo que también se transforman las estructuras institucionales de los sistemas económicos, sociales y políticos cuyo propósito es la alcanzar el crecimiento económico y el desarrollo social mediante la reducción de la desigualdad y la reducción de la pobreza.[2]
La idea multidimensional del desarrollo involucra los componentes del bienestar humano, en lo económico, lo social, lo político, lo cultural, lo espiritual y lo relativo al medio ambiente. Goulet (2000, en Vargas-Hernández José G.), considera como dimensiones del desarrollo a: el componente económico, ingrediente social, la dimensión política, el elemento cultural y, el paradigma de vida completa, de tal manera que el desarrollo se perpetra mediante mecanismos institucionales económicos, sociales y políticos, públicos y privados, que originan mejoras en gran escala en los niveles de vida de los individuos, al lograrse los objetivos de crecimiento económico, equidad, democracia y estabilidad.
El modo de medir el desarrollo no es único, pues la medición, requiere de estadísticas comparativas, de diferentes niveles de desarrollo, como, por ejemplo, la escolaridad promedio de la población; el número de viviendas con servicios básicos; el número de televisores y radios por vivienda; la esperanza de vida [número de años que se espera que viva en promedio un individuo], la posibilidad de acceso de las personas a los servicios médicos, entre otros. En lugares donde estos indicadores son muy bajos y el ingreso de la población es precario, podría juzgarse que el nivel de desarrollo económico también lo es[3].
En cambio, es posible que haya crecimiento del ingreso, sin ninguna distribución equitativa, ni redistribución del ingreso, y sin creación de un solo puesto de trabajo y, por tanto, ni generación del ingreso para los pobres miserables, desempleados, jóvenes, etc., una de las grandes contradicciones del desarrollo tecnológico.
El tema del crecimiento económico, ha sido una preocupación central, porque para que puedan mejorar los niveles de vida de una población que va en aumento, tiene que haber crecimiento.
A fines del siglo XVIII, nació el argumento de que el crecimiento de la población estaría severamente limitado por la capacidad de la tierra, para satisfacer las necesidades básicas de un número creciente de personas. Si la población sobrepasaba la capacidad económica. Entonces, el crecimiento de la población sería detenido, por las guerras, por diversos desastres naturales, como hambrunas y epidemias. El pensador británico Thomas Malthus[4] fue un elocuente sustentante de este punto de vista pesimista:
El poder [de aumento] de la población es de tal modo superior a las posibilidades de la tierra para proveer la subsistencia del hombre, que la muerte prematura debe visitar de una forma u otra a la especie humana. Los vicios de la humanidad son ministros activos y eficaces del despoblamiento. Son los precursores del gran ejército de destrucción y con frecuencia llevan a cabo por sí mismos la horrible tarea. Pero si llegan a fallar en esta guerra de exterminio, avanzan como un escuadrón aterrador, las épocas de enfermedad, las epidemias, la pestilencia, las plagas que, barren con la población por miles y decenas de miles. Si la misión quedara todavía incompleta, acechan en la retaguardia, gigantescas hambrunas que, inevitablemente, de un poderoso golpe, nivelarán la población con el alimento del globo.
Afortunadamente, hasta hoy, año 2024, las predicciones de Malthus han caído muy lejos del blanco, porque la economía mundial ha experimentado crecimiento económico positivo en forma sostenida, durante los últimos dos siglos, ya que la población ha aumentado marcadamente, pero también ha crecido el producto agregado generado por las economías del mundo.
Generalmente, los especialistas e instituciones internacionales, miden el crecimiento económico, con dos indicadores:
- El Producto Interno Bruto (PIB) Total.
- El PIB per cápita.
Por ambos patrones, la economía mundial y la mayor parte de las economías individuales han mostrado una tendencia de crecimiento económico sostenido. Para el mundo en su conjunto, el producto per cápita ha crecido a una tasa promedio anual de alrededor de 2.22% entre 1820 y 1980. La población ha crecido a casi 1.3% promedio al año, durante el mismo período.
Esta postura Malthusiana, alarmista, según la cual “Al final de cada día, el mundo tiene ahora más de doscientas mil bocas más que alimentar de las que tenía el día anterior; al final de cada semana, un millón y medio más; al cierre de cada año, ochenta millones adicionales…. La humanidad, ahora duplicando sus números cada treinta y cinco años, ha caído en una emboscada de su propia creación; los economistas la llaman la “trampa maltusiana”, después del hombre que más contundentemente afirmó nuestra situación biológica: el crecimiento de la población tiende a superar la oferta de alimentos”.
La trampa maltusiana, indica que, no hay alimentos suficientes para apoyar el crecimiento poblacional, que implica la curva de “Alimentos requeridos”. El hambre se convierte en la fuerza limitante para la población; la población vive al margen de subsistencia. Para Malthus, el destino a largo plazo de los seres humanos era un nivel de vida apenas suficiente para mantenerlos vivos.
Afortunadamente, los augurios de Malthus no coinciden con la experiencia de las sociedades occidentales en los siglos XIX y XX, debido a que no tomó en cuenta las ganancias en la producción que se lograban mediante un mayor uso del capital físico y las nuevas tecnologías en la agricultura. Los aumentos en la cantidad de capital por trabajador en forma de máquinas, semillas mejoradas, riego y fertilización han hecho posible grandes aumentos en la producción agrícola al mismo tiempo que aumentaba la oferta de mano de obra.
Otro equívoco hasta este momento, sobre la relación entre el crecimiento poblacional y el ingreso de Thomas Robert Malthus, es su tesis de que cualquier incremento en los ingresos, impulsaría el crecimiento de la población. Pero la ley de la demanda expresa que puede ocurrir lo contrario: los ingresos más altos tienden a reducir el crecimiento poblacional. Los ingresos más altos aumentan el costo de tener hijos y tienden a reducir el número de hijos que la gente quiere y frenan el crecimiento de la población.
En las siguientes Figuras, se ilustran las tasas de natalidad de los países de ingresos bajos, medios y altos para el periodo 2000-2005, de modo que cuanto mayor es el nivel de ingresos, menor es la tasa de natalidad. Menos nacimientos se traducen en un menor crecimiento poblacional. De igual modo, se observa que las naciones de altos ingresos tuvieron tasas de crecimiento poblacional mucho más lentas que las naciones de ingresos medios y bajos en los últimos 30 años.
A decir de varios especialistas, las dos razones principales por las que no se produjo la trampa maltusiana: (1) mayor uso del capital físico y del capital humano, así como mejoras tecnológicas en la agricultura y (2) mayores ingresos que conducen a un menor número de niños.[6]
Ya Robert Merton Solow, uno de los pilares más destacados sobre los que se asientan muchas teorías económicas modernas, relacionadas con la macroeconomía, conocido porque fue Premio Nobel de Economía (1987) y, por sus trabajos del crecimiento económico, establecía en algunos de ellos que, el avance tecnológico es fuente del crecimiento económico, por lo que el aumento porcentual del PIB de las naciones, tiene su impulso en tres fuentes:
1.- Inversión.
2.- Crecimiento de la mano de obra.
3.- Progreso tecnológico.
En sus estudios sobre Estados Unidos, Solow encontró que, el crecimiento económico se debía fundamentalmente al progreso tecnológico.
Señalaba que cuando en un país existe un avance tecnológico, es posible generar mayor producción a partir de la misma cantidad de capital y trabajo, considerando que lo invertido podrá ser utilizado en el futuro, pero no en el presente.
Por ejemplo, si una economía decide invertir 120 millones pesos, no podrá utilizar ese dinero en el presente para comprar bienes y satisfacer sus necesidades, puesto que los ha destinado a la inversión; sin embargo, en el futuro, gracias a esa inversión, tendrá un nivel mayor de producción y más ingreso al venderla. Luego, lo que la sociedad hace cuando invierte, es disminuir el gasto presente, en espera de un ingreso futuro. Esto se puede observar gráficamente:
La capacidad de un país para perpetrar y mantener el cambio tecnológico depende de muy variados factores, entre los que destacan:
- La capacidad de la población para generar y asimilar tecnología,
- La calidad y dimensión del sistema educativo y de instrucción, y
3. El porcentaje de la producción destinado a la investigación y al desarrollo.
El progreso tecnológico, junto a la inversión, tanto humana como material, intervienen de manera fundamental en el crecimiento de un país y si, la política económica y social se lo propone, también en su desarrollo.
Las tasas de crecimiento económico difieren en forma significativa de un país a otro. Para los países que se muestran en el Cuadro “PIB per cápita US$ a precios actuales -ranking de países-”, que muestra los países ordenados según PIB per cápita decreciente, la tasa de crecimiento promedio anual del PIB per cápita, para el período 2019-2020, variaba desde -239 del año que se indica, para Burundi, hasta Liechtenstein, con 175,814 dólares corrientes. Siendo el ingreso medio, los de Sudáfrica (5,656 $US) y de Ecuador ($US 5,600), quienes ocupan la posición 94 y 95, en el año 2020, respecto de los 189 países del mundo.
Debe notarse que diferencias aparentemente menores en las tasas de crecimiento anual pueden ejercer un gran impacto en el nivel del ingreso per cápita a lo largo del tiempo. Con una tasa de crecimiento de 2.21 % al año 1820, toma 28 años el duplicar el ingreso por persona (1980), si se consideran los datos del Cuadro Evolución del PIB mundial en los dos últimos milenios; pero si el crecimiento es de 3 % al año, un país tiene que esperar menos de 28 años para duplicar su ingreso per cápita (2011-2015). Esta notable diferencia se debe al efecto de las tasas compuestas de crecimientos.
Aunque el PIB per cápita medido en dólares no es una medida exacta del poder adquisitivo en diferentes países, de todos modos, es la medida que se usa más ampliamente. Pero incluso si se corrigen estas cifras para reflejar con más precisión el poder adquisitivo del ingreso en cada país, la brecha entre las naciones ricas y las pobres sigue siendo inmensa.
Los patrones de crecimiento, durante el siglo XX y lo que va del XXI, indican que la mayor parte de la economía mundial experimentó un aumento sostenido en el PIB per cápita. El crecimiento económico ha sido un fenómeno tan generalizado que, a pesar de los retrocesos (como el que afectó a gran parte del mundo en desarrollo en la década de 1980), se da por sentado que la tendencia de largo plazo de una economía será ascendente. Es importante entonces reflexionar sobre el hecho de que el crecimiento económico sostenido, especialmente el crecimiento per cápita sostenido, es un fenómeno moderno, algo que en los últimos dos siglos caracterizó a grandes zonas de la economía mundial.[7]
Las fuentes del crecimiento son el tema de un gran debate, todavía en curso.
Solow, fue el primero en utilizar el marco de referencia de la función de producción para medir las fuentes del crecimiento en Estados Unidos, en un modelo, caracterizado como NEOCLÁSICO, aunque tiene rasgos de la síntesis clásica-keynesiana.
Usó la ecuación (6) y lo aplicó al período de 40 años entre 1909 y 1949. Obtuvo las series, del entonces denominado “PNB” por hora-hombre, del capital por hora-hombre y de la participación del capital en el ingreso para todo el período, después calculó las tasas de crecimiento de las primeras dos variables y obtuvo la tasa de progreso tecnológico como el residuo.
Los resultados de Solow fueron de profundo interés:
Entre 1909 y 1949, el producto por hora hombre se había duplicado en EEUU. Las fuentes de este crecimiento fueron sorprendentes. Sólo un 12% podía explicarse por la expansión del capital por trabajador, en tanto que el 88% restante debía atribuirse al residuo, o sea, al progreso tecnológico.
Como el progreso tecnológico se mide como un residuo, a falta de observación directa, la estimación de DT/T incluye en la práctica todos los otros factores, aparte de la relación capital/trabajo, que puedan haberse omitido en esta forma simple de la función de producción.
Dónde:
ΔT = Desarrollo Tecnológico
T = Estado Actual de la tecnología
Las primeras aplicaciones de este modelo, a países en desarrollo, originaron algunos resultados, que diferían bastante de los hallados por Solow y, otras aplicaciones para Estados Unidos, entre los que resaltan los derivados de los estudios de Edward Denison.
En los siete mayores países latinoamericanos, para el período 1940-1974, se encontró que la acumulación de capital explicaba una porción mucho mayor que el progreso tecnológico (residuo de Solow), en el crecimiento del producto per cápita.
Gran parte del subsecuente trabajo empírico en torno al crecimiento se ha basado en refinamientos y extensiones de las ecuaciones (5) y (6), del autor, que pretendieron mejorar la calidad de los datos y desagregar las series de capital y trabajo, por tipo. Por ejemplo, el insumo laboral total, se subdividió en categorías laborales, clasificadas por edad, educación y sexo.
Las ponderaciones para cada subtipo de capital y trabajo son las participaciones de cada uno de los grupos en el producto nacional total. Este es el enfoque pionero de Edward Denison de la Brookings Institution y Zvi Griliches con Dale Jorgenson de Harvard University.
Edward Denison es el autor de los estudios más detallados de Estados Unidos, que utilizó el esquema de Solow.
Sus conclusiones sobre las fuentes del crecimiento son similares a las de Solow, a pesar del alto refinamiento de sus cálculos contables, en los que controló cuidadosamente la calidad del capital y del trabajo.
Denison analizó las fuentes del crecimiento para Estados Unidos para el período 1929-1982, obteniendo las conclusiones que se resumen en el siguiente Cuadro.
Durante este período de 53 años, la tasa media anual de crecimiento del ingreso nacional potencial (caracterización del crecimiento que elimina las perturbaciones de los ciclos económicos) fue del 3.2 % y la, tasa para el ingreso per cápita fue 1.6 %.
Denison demostró: |
1. El incremento de capital por unidad de trabajo, desempeña un papel menor en el crecimiento global (15 % del crecimiento del producto per cápita), al igual que en Solow. |
2. El “residuo de Solow» constituye una alta proporción del crecimiento total, aun realizando una medición cuidadosa de los factores productivos (capital y trabajo), |
3. La educación juega un papel cuantitativo importante como factor de aumento del producto por trabajador, lo cual resalta la importancia de la inversión en capital humano como fuente del crecimiento. |
4. Ciertos factores actúan en contra del crecimiento (reducen el producto medido por unidad de trabajo), como el crimen y las reglamentaciones sobre contaminación y seguridad del trabajador, aunque ellas pueden hacer subir el bienestar económico, al propiciar un medio ambiente de mejor calidad y condiciones de mayor seguridad en el trabajo. |
5. El crecimiento promedio del producto por trabajador entre 1929 y 1982 escondía diferencias importantes a lo largo del tiempo, por lo que había que dividir el período en tres subperíodos: 1929-1948, dominado por la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial. 1948-1973, años de intenso crecimiento. 1973-.1982: período de los dos shocks del petróleo. |
6. El incremento de 1.24% a 2.26%, en la tasa de crecimiento anual del ingreso nacional por persona entre 1929-1948 y 1948-1973, en apariencia de alrededor de 1 % al año, en realidad da cuenta de un crecimiento total de casi 40% en el ingreso per cápita en el período 1948-1973. |
7. Aunque el capital por trabajador creció, a una tasa significativamente más alta en el segundo período, el incremento principal se produce en la categoría “avances en el conocimiento” (¡el residuo no explicado de Solow!). |
8. El crecimiento, después de 1973, declina impresionantemente con una tasa de crecimiento raquítico per cápita promedio de 0.23 % al año. |
9. La declinación post-1973 en el crecimiento per cápita, es un fenómeno de dimensiones mundiales, que afectó también a Europa y Japón. |
10. La declinación significativa en la contribución del capital por trabajador, sólo comprende una pequeña proporción de la reducción en el crecimiento. |
11. El cambio más importante ocurre en el progreso tecnológico, esto es, en el residuo, cuya contribución al crecimiento del producto fue, de hecho, negativa durante 1973-1982. |
12. Como el residuo, es la parte que no se puede explicar por los datos observables, se da el gran problema de explicar por qué el residuo ha declinado. Se han propuesto múltiples hipótesis. |
El siguiente cuadro, compara el crecimiento de 16 países industrializados, excluyendo a EEUU, que abarca más de un siglo (1870-1979). Aunque los subperiodos principales difieren levemente de los presentados por Denison, la evidencia es que todos los países presentan una expansión importante del crecimiento en el período 1950-1973, con respecto al período 1913-1950, seguida por una aguda desaceleración a partir de 1973.
Todo lo expuesto, ratifica lo dicho por Seán Ó hÉigeartaigh[8], en el sentido de que la humanidad se ha enfrentado siempre a amenazas de supervivencia global, siendo posible que los riesgos más graves que se afronten sean los resultados del progreso científico, resultantes de nuestra civilización.
El desarrollo tecnológico no tiene precedentes, y prueba de ello es el adelanto en la creación de armas nucleares, la ingeniería genética, el descubrimiento del Higgs en el colisionador de hadrones, por ejemplo.
No sabemos si celebrar o despreciar el desarrollo tecnológico, porque la humanidad al año 2024, se enfrenta con la erradicación de especies, el cambio del clima, el agotamiento de los recursos del planeta, a un ritmo insostenible, a medida que crece la población mundial.
Sería deseable que las lecciones que ha dejado a la humanidad, la pandemia del SARS-CoV-2, que causa el COVID-19, con sus muertos, sus secuelas y aún peor, con un futuro incierto acerca de los virus y sus efectos, dejasen un aprendizaje ético, para las grandes mayorías, que vimos y escuchamos las teorías de la conspiración, creyendo y no, que la creación de virus de este tipo, tuvo como propósito el extinguir población, postura compartida por algunos médicos, científicos, especialistas y población en general.
El anhelo es que la humanidad, se salve de sí misma y con ella, el planeta, para lo cual se requiere un cambio cultural, que sustituya la locura, por la razón; que prevalezca el amor por el conocimiento y el desarrollo de la tecnología, teniendo como soporte, la vida y el bienestar de la población, porque los billetes no sustituyen, en ningún tiempo y lugar, a los alimentos, siendo este el verdadero dilema entre crecimiento poblacional y alimentario, una vez agotados los alimentos y el agua. Ello requiere una alta reflexión ética.
Entonces, ¿la “trampa maltusiana”, opera en el actual cambio climático?
La esperanza estriba en que los avances del Siglo XXI, en ciencia y tecnología, también proporcionen soluciones a muchos de estos grandes retos.
Si cada uno de estos acontecimientos representara el lanzamiento de una moneda, una situación en la que unas circunstancias ligeramente distintas -como un oficial distinto en un lugar distinto, con una mentalidad distinta- pueden desencadenar una guerra nuclear, un riesgo en que se ha jugado la vida, durante los últimos setenta años o más.
Los logros científicos, tecnológicos y socioculturales de la humanidad, han transformado la visión y el significado de lo que es ser, un ser humano.
Pese a que La humanidad desde el punto de vista biológico no es ampliamente distinta a los humanos de hace 70,000 años, las capacidades científicas y tecnológicas han aumentado las capacidades biológicas de un modo espectacular, permitiendo al ser humano, grandes avances en los procesos agrícolas, la invención de la máquina de vapor, prácticas de almacenamiento y transmisión del saber e ideas y mecanismos para un trabajo conjunto y eficaz en grandes grupos, como levantar objetos más pesados de lo que permite nuestra biología, almacenar y tener disponible más información de la que pueden contener nuestros cerebros y resolver de un modo colectivo, problemas que de manera individual resultarían imposibles.
No hay duda de que dichas capacidades, se acrecerán más en los tiempos venideros, al dar cabida a la modificación de la biología humana, ampliar varias formas de interacción humano-máquina y profundizar el proceso de innovación sociocultural. El futuro a largo plazo, es muy promisorio, el progreso podría permitir a la humanidad propagarse por una galaxia, siendo altamente probable, que lo que hoy es la humanidad, en el futuro poco se asemejará a lo que es hoy, tanto físicamente, como en capacidades, por lo que será muy diferente el concepto, de lo que hoy se reconoce como humano.
Es tal la importancia que se le concede al progreso, que no se considera el riesgo existencial, es decir el riesgo de extinción prematura de la vida inteligente de origen terrestre o la destrucción permanente y drástica de su potencial para un desarrollo futuro deseable. Los académicos de este campo se preocupan menos por la forma que pueda adoptar la humanidad en un futuro lejano y más por evitar las circunstancias que puedan arrebatar a los descendientes humanos, con independencia de la forma que adquieran, la oportunidad de prosperar.
Así, un cambio climático desenfrenado no solo podría eliminar a todos, también dejaría con vida a muy pocos humanos, dispersos por los polos y con un acceso a recursos tan limitado, que haría imposible seguir progresando en el plano científico, tecnológico y cultural. En lugar de expandirse la humanidad por las estrellas, quizá la obligaría a permanecer bloqueada en una batalla permanente, por la supervivencia en un mundo mucho menos generoso.[9]
Referencias
Morini, A. C. (2016). El hombre, ser ético-moral. Revista EDUCA UMCH, 07, 28-37. https://doi.org/10.35756/educaumch.201607.52.
https://revistas.umch.edu.pe/EducaUMCH/article/view/52
PIB per cápita. Cuéntame de México. (s. f.-b). https://www.cuentame.inegi.org.mx/economia/pibpc.aspx
Notas de pie de página
[1] Lebret, L. J. And Moreux, R. (1942). Économie et humanisme, Numéro Spécial, Fevrier/Mars, en VARGAS-HERNÀNDEZ Josè G., M.B.A;Ph.D. Análisis Crítico de las Teorías del Desarrollo Económico. 31 05 2022, de Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas U de G. Sitio web: https://acortar.link/x81xEF.
[2] VARGAS-HERNÀNDEZ Josè G., M.B.A;Ph.D. Análisis Crítico de las Teorías del Desarrollo Económico. 31 05 2022, de Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas U de G. Sitio web: https://acortar.link/x81xEF.
[3] VARGAS-HERNÀNDEZ Josè G., M.B.A;Ph.D. Análisis Crítico de las Teorías del Desarrollo Económico. 31 05 2022, de Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas U de G. Sitio web: https://acortar.link/x81xEF.
[4] Thomas Robert Malthus (1766-1834) fue clérigo, profesor de historia y de economía política. Estudió matemáticas en Cambridge. En 1798 aparece su Ensayo sobre el Principio de la Población, que le dio perdurable fama. En 1820 publicó los Principios de Economía Política. Fue el adversario intelectual de David Ricardo.
[5] Appleman, P., ed., Thomas Robert Malthus: Un ensayo sobre el principio de población—Texto, fuentes y antecedentes, crítica (Nueva York: Norton, 1976), xi.
[6] Libretexts. (2022, 2 noviembre). 33.2: Crecimiento poblacional y desarrollo económico. LibreTexts español. https://espanol.libretexts.org/Ciencias_Sociales/Economia/Libro%3A_Principios_de_Econom%C3%ADa/33%3A_Desarrollo_Econ%C3%B3mico/33.2%3A_Crecimiento_poblacional_y_desarrollo_econ%C3%B3mico
[7] Lifeder. (2022, 28 septiembre). Origen del capitalismo. Lifeder. https://www.lifeder.com/surgimiento-capitalismo/
[8] Héigeartaigh, S. Ó. (s. f.). Imponderables tecnológicos: riesgo existencial y una humanidad en transformación | OpenMind. OpenMind. https://www.bbvaopenmind.com/articulos/imponderables-tecnologicos-riesgo-existencial-y-una-humanidad-en-transformacion/
[9] Héigeartaigh, S. Ó. (s. f). Imponderables tecnológicos: riesgo existencial y una humanidad en transformación | OpenMind. OpenMind. https://www.bbvaopenmind.com/articulos/imponderables-tecnologicos-riesgo-existencial-y-una-humanidad-en-transformacion/
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