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Desarticulación y Penetración del Estado-Nación, predominio de las Sociedades Abiertas en el Mundo e Identidad Nacional: Comercio y Finanzas Internacionales

Autora: Investigación, dirección, producción y edición de Sonia Uberetagoyena Loredo

 

Desarticulación y Penetración del Estado-Nación, predominio de las Sociedades Abiertas en el Mundo e Identidad Nacional: Comercio y Finanzas Internacionales

 

La desarticulación y penetración del Estado-Nación, el predominio de las Sociedades Abiertas en el Mundo y la pérdida de Identidad Nacional, en el ambiente de globalización neoliberal, se patenta en la existencia de un alto grado de penetración de los Estados-Nación, por actores transnacionales, que los reorienta en el sentido de los intereses de estos últimos, impidiendo que se alcancen los objetivos del interés nacional general.

El proyecto central en la mayoría de los Estados de la “periferia”, en la que América Latina es un área selecta, a diferencia de África que es considerada desahuciada, se centra en la “estabilidad” monetaria, la posibilidad de “dolarización” o la devaluación, para ir a un sistema de cambio flotante, alcanzar el grado de inversión; mientras que los temas sociales son secundarios y abandonados al funcionamiento y las leyes del mercado.

No existe en esta periferia –a diferencia de Europa- una conducta “defensiva” frente al proceso de globalización en defensa del Estado-Nación o para fortalecer el desarrollo de proyectos conjuntos de desarrollo y buscar una mejor inserción mundial.

Salvo Estados muy poderosos, como Estados Unidos, que han establecido un modus vivendi entre el sector público gubernamental y el sector privado, que les ha permitido históricamente coexistir y operar en beneficio mutuo[1], y algunos otros Estados, como Japón, u otros en Europa; en la gran mayoría de los casos –América Latina es un ejemplo-el sector privado, incluso el nacional, ha operado como un factor de poder, a veces, para imponer conductas al Estado.

El mundo está pasando de un sistema internacional dominado por los conceptos de poder basado en la seguridad militar, a otro basado en las relaciones de interdependencia transnacional[2].

El mundo se ha atomizado -y vuelto heterogéneo al transnacionalizarse- y el poder se “difunde”se “atomiza entre muchos”-. Ya no se mantiene la lógica interestatal como punto de referencia básico en las relaciones mundiales y en la configuración del sistema mundial.

La transnacionalización, integra actores locales de distintas zonas geográficas, que tienen un objetivo común de carácter global: derechos humanos, la mujer, medio ambiente; son ejemplos válidos de conductas corporativas que unen a personas en intereses comunes más allá de fronteras y nacionalidades.

La banca, los fondos de pensión y de seguro, más que regionalizar, han planetarizado el flujo financiero, marginando a aquellos Estados considerados “riesgosos” para sus intereses financieros o aquellas regiones –África por ejemplo- cuya rentabilidad es baja o nula; más allá de la necesidad que tienen de inversiones para resolver problemas básicos de supervivencia.

No es que el Estadoen términos de “status” u organización social institucionalizada- vaya a desaparecer, el Estado-Nación será reemplazado por otro tipo de Estado status, orientado quizá a:

  1. Procesos de fragmentación: Yugoslavia, Checoslovaquia y buena cantidad de países africanos. En América Latina, el caso particular de Colombia, muestra que el gobierno sólo puede controlar una escasa porción del Estado.
  2. Procesos de reunificación, como el de Alemania o tendencia a lograrlo, como China, Corea.
  3. Procesos de transformación económico-social, como los de China y la Federación Rusa.
  4. La gran revolución económico-tecnológica-social que se viene dando en Asia desde los ´60s, conocida como el fenómeno de los Estados Recientemente Industrializados (ERI o Nic´s por las siglas en inglés), como Vietnam, Malasia, Singapur, Tailandia, etc., que hace pocos años no se los hubiera imaginado como competitivos económica, comercial o tecnológicamente y con transformaciones en su estructura social. Estos países, en pocas décadas de este siglo, han logrado objetivos, e incluso han producido un impacto mundial, que no han logrado los países latinoamericanos, cuya industrialización proviene desde el siglo XIX y que se encuentran en situación de retraso.

Las características vigentes del orden mundial condicionan al Estado, para que le resulte funcional al sistema; favoreciendo su seguridad o su rentabilidad, la radicación de empresas o la entrada de capitales, etc.[3]

El Estado-Nación está sometido a presiones externas, ideológicas y estructurales crecientes, con el fenómeno de transnacionalización, ya que con el fin de la etapa bipolar, predomina un mundo “planetarizado” por la ideología neoliberal que compulsa al Estado –sus gobiernos– a minimizarse, desregularse y generar pautas favorables al funcionamiento y los intereses del sector privado, productor, inversor y comercializador -particularmente el transnacional[4].

Siendo éste sector privado el principal interesado en la disminución del rol del Estado y el principal generador de la “Reforma del Estado”, en aras de la rentabilidad (valor más preciado).

Las presiones de carácter estructural causadas por la evolución y el desarrollo tecnológico y la transnacionalización, inciden en la soberanía del Estado-Nación.

Un componente central para definir y entender el concepto de soberanía es la seguridad. [5] Cuando se habla de la soberanía, no sólo se habla del imperium sobre el territorio, sino también del dominio político y económico del Estado. Hay adelantos tecnológicos que rompen con el concepto de fronteras nacionales. Internet, resultante del desarrollo de la tecnología informática, es uno de ellos. Las comunicaciones han revolucionado los vínculos entre las sociedades, desde todos los puntos de vista, sean culturales, financieros, ideológicos, comerciales, etc.

Zaki Laidi[6], plantea las hipótesis de que probablemente se esté en una etapa similar al tránsito entre el Estado feudal y el Estado-Nación; cuya evolución sería hacia lo que denomina Estado-Región (se parecería a lo que hoy es, por ejemplo, la Unión Europea).

Hasta el momento, más allá de un centenar de procesos integrativos en marcha, ninguno reúne los requisitos o funciona al estilo de la Unión Europea. Sin embargo, si se considera que la Unión Europea (UE), será el “eje” de poder de todas sus ex-colonias, EUA del hemisferio americano, y Japón y los “mini-japonés” -seguramente ejercerán su influencia y dominio sobre la región asiática, sin exceptuar, a China e India-; es probable que el mundo se acerque a lo que es el imperio colonial, bajo estructuras que se han configurado no por la fuerza militar de dominación, sino por la transnacionalización (formación de unidades mayores al Estado-Nación) y el control económico-tecnológico.

Kenichi Ohmae [7] habla del Estado-Región, como regiones al interior del Estado, cuya capacidad productiva constituye el “motor” o la “locomotora” de la economía, que son las que verdaderamente generan el desarrollo y el crecimiento. El resto es arrastrado por estas regiones. De esta manera las regiones se interconectarían entre sí, independientemente del Estado o de las políticas de su gobierno central que sólo entorpecerían con su burocracia. Algunos ejemplos son:

  1. Cataluña, o la “Comunidad Pirenáica” que involucra a Cataluña, Navarra, Cantabria, Andorra (este es un Estado) y el sudeste de Francia, Languedoc y Rousillon.
  2. Los tres triángulos de crecimiento de la ASEAN, Norte, Sur y el que configuran Brunei (Estado), provincias de Indonesia, de Malasia y de Filipinas.
  3. La región del Mosa-Rin que comprende provincias de Holanda, Bélgica y Alemania.
  4. En Argentina, el NOA (Nor-oeste de Argentina) que se conecta con Chile, Bolivia y Perú buscando salida al Pacífico y al mundo asiático; el NEA (Nordeste de Argentina) que se conecta con Paraguay, Brasil y Uruguay dentro del marco del MERCOSUR; la región patagónica sur que conecta, a través de Chile, Atlántico y Pacífico por ruta.
  5. En Chile la Zona Franca de Iquique (ZOFRI), que conecta al MERCOSUR con el mundo asiático y del pacífico.
  6. En Brasil la Zona Franca Industrial de Manaos que vende al mundo.

Manuel Castells  [8] considera que el Estado-Nación parece, cada vez menos capaz de controlar la globalización de la economía, los flujos de información, los medios de comunicación y las redes criminales.

La unificación electrónica de los mercados de capitales y la capacidad de los sistemas de información para transferir enormes masas de capital en cuestión de segundos hacen prácticamente imposible que los Estados y sus bancos centrales decidan sobre el comportamiento de los mercados financieros y monetarios, algo reiteradamente demostrado en las crisis monetarias de la Unión Europea desde 1992 y en el sureste asiático en 1997.

Los Estados, al perder control sobre los flujos de capital, tienen cada vez mayores dificultades para cobrar sus impuestos, por lo que en la mayoría de los países se ha reducido la presión fiscal sobre el capital, y por tanto, los recursos disponibles para su política. La creciente disparidad entre recursos y gastos del Estado, ha hecho que los Gobiernos recurran al endeudamiento en el mercado internacional de capitales, siendo cada vez más dependientes del comportamiento de dicho mercado.

En la Unión Europea, el contar con una moneda única, un Banco Central Europeo, mercados integrados y reglas de convergencia económica, propicia una pérdida de soberanía patente, para sus estados miembros, por lo que no pueden darse políticas económicas nacionales.

Manuel Castells, afirma que la Unión Europea, ha pasado a vivir en el Estado red[9], hecho de Estados-Nación, de naciones sin Estado, de Gobiernos autónomos, de ayuntamientos, de instituciones europeas de todo orden y de instituciones multilaterales como la OTAN y las Naciones Unidas.

Esta forma de operar en red, no obstante, no está funcionando, y pareciera no existir, en el corto o mediano plazo, voluntad en ese sentido, en regiones como América Latina, África (donde se encuentran, al menos, un tercio de los Estados del planeta), ni en el mundo asiático, que tiene lazos culturales y una identidad fuerte.

El Estado red, con su soberanía de geometría variable, es la respuesta de los sistemas políticos a los retos de la globalización. No sólo opera un Estado red, sino también las empresas operan de esta manera, pues la aceleración del cambio tecnológico, la necesidad de vincular mercados específicos y la estrategia de cubrir las apuestas tecnológicas entre diferentes socios [10] han inducido la interconexión a todos los niveles de multinacionales y medianas empresas, en un modelo de interpenetración de tecnología, producción y mercados.

La globalización de la información ha entrelazado completamente, la investigación, la producción de I+D y su distribución entre zonas, empresas e instituciones avanzadas de Estados Unidos, el Pacífico y la Unión Europea.

Aunque la investigación y producción de tecnología de la información, están mucho más avanzadas en EUA y Japón, que en Europa, el entrelazamiento de la tecnología permite el acceso a empresas e instituciones europeas, a las nuevas fuentes de conocimiento y aplicación.

Las empresas europeas están produciendo en Asia y Estados Unidos, aproximadamente un tercio del comercio mundial de bienes y servicios (movimientos intraempresas o intrarredes, invisibles para las estadísticas comerciales en buena medida)[11]. Cuando las empresas europeas pierden competitividad en las exportaciones, en bases europeas, invierten en Estados Unidos, en el Pacífico asiático y en América Latina, tanto para servir a esos mercados, como para exportar a Europa, desde los lugares de producción, como Singapur.

Por ejemplo, en 1995, la inversión en el extranjero, sobre todo en Asia, de las compañías industriales alemanas casi llegó a duplicarse, alcanzando la cifra récord de 32,000 millones de dólares, mientras disminuía la inversión en Alemania.

El movimiento global de la inversión y la constitución de redes de producción, a través de las fronteras, tanto en manufactura como en servicios, caracteriza al proceso de globalización, más que a un mercado único global.

Hay un cierto grado de globalización de las condiciones laborales, que ya no son regidas por la OIT, sino por la OMC, manifestándose en empresas europeas que cada vez invierten más en otros países, donde los costos laborales son inferiores, los sindicatos son menos fuertes y la flexibilidad del trabajo sea la regla, como una manera de expandirse a otros lugares para llegar al mercado global, en lugar de permanecer en sus territorios nacionales; lo cual produce una tendencia a la desinversión relativa de Europa, frente a otras regiones del mundo, sobre todo en la industria y, propicia crecientes tasas de desempleo en la Unión Europea, en contraste con el crecimiento sustancial del empleo en EUA y el Pacífico asiático, en los años noventa.

 

La Identidad Nacional

La integración gradual de las sociedades europeas en una economía cada vez más globalizada no se reduce a la oposición elemental, entre un neoliberalismo ahistórico y un burocratismo público arcaico; sino que se expresa en la oposición entre el poder de los flujos y el poder de la identidad[12]. Es desde el eje político [13]que se “comanda” al sistema mundial.

Los valores y las preferencias de los actores de los mercados pasan por alto una amplia gama de valores individuales y sociales que no se expresan a través del mercado. Pareciera, de acuerdo con estas consideraciones, que la economía no es una ciencia social, sino matemática.  Los valores económicos, per se, no pueden ser suficientes para sostener a la sociedad.

 

Predominio de las Sociedades Abiertas en el Mundo

En el contexto mundial, hay un sistema económico globalizado pero no hay un sistema político conteniéndolo. No hay organización, salvo la conveniencia de cada uno y la prevalencia del más fuerte o del más hábil, para obtener ventajas.[14]

En la medida en que no hay un concepto universal de sociedad abierta, la caída de la URSS y el fin del bipolarismo, provocó que no se pasara de un estado de tensión permanente -guerra fría- a un estado de estabilidad y de bienestar, sino a una sociedad en la que los más poderosos, de la “otra alternativa ideológica” ven la sociedad abierta.[15]

Ha habido desorientación y acontecimientos fuera de control, como la crisis del “tequila” en México y sus repercusiones, o la crisis asiática y sus repercusiones globales, o la situación social en América Latina.

 

Criterios de Evaluación

Hoy los valores del mercado han inundado y sumergido a los valores de la sociedad, generando una carencia de valores sociales.[16] Educación, justicia, medicina, previsión social, empleo, son áreas donde se puede ejemplificar con las privatizaciones y el descontrol o falta de control del Estado.

Las relaciones interpersonales, están siendo substituidas por transacciones. Ejemplos: del almacén donde todos se conocen, se pasa al supermercado, donde nadie se conoce; Internet y el comercio multimillonario anónimo en la red; la TV y la venta telefónica de productos; los cajeros automáticos, donde las transacciones se hacen sin intermediación de personas; etc.

El individuo pertenece a una sociedad (familia, tribu, Nación o la humanidad), cuyos intereses deben tener prioridad sobre los intereses personales del individuo. Pero una economía de mercado “transaccional”, es cualquier cosa menos una comunidad.

La gran cantidad de individuos (obreros, empleados, técnicos, científicos, académicos, profesionales, campesinos, etc.), que quedan, por diferentes motivos, desplazados o fuera de foco, en el contexto de la globalización y de los grandes cambios mundiales, no encuentran un lugar en una sociedad que se basa en leyes de mercado y sin reglas de convivencia.

 

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Fuente: Uberetagoyena Loredo Sonia. Tesis de Maestría. ECONOMÍA INTERNACIONAL (Una Propuesta Didáctica para Licenciatura). TERCERA PARTE: Propuesta Didáctica. Análisis Empírico. VI. Comercio y Finanzas Internacionales. 1. El Sistema Mundial. Pp: 198-203.

 

Referencias

[1] El gobierno norteamericano, en diferentes períodos históricos, ha llegado incluso a invadir con sus marines a países latinoamericanos, en defensa de los intereses de empresas, cuyas casas matrices se encuentran en EUA, siguiendo el criterio del Corolario Theodoro Roosevelt a la Doctrina Monroe. DALLANEGRA PEDRAZA, Luis, “Relaciones Políticas entre Estados Unidos y América Latina: ¿Predominio “monroista” o Unidad Americana?”, (Buenos Aires, Edic. del Autor, 1994).

[2] Ver Luciano Tomassini, “El Proceso de Transnacionalización y las Relaciones Externas en los Países Latinoamericanos» en “Transnacionalización y Desarrollo Nacional en América Latina» (Bs. As., Gel, 1984).

[3] “Escenarios hacia el 2000: Megatemas”, en DALLANEGRA PEDRAZA, Luis, “El Orden Mundial del siglo XXI”, (Buenos Aires, Ediciones de la Universidad, 1998), especialmente el megatema número 2 relativo al proceso de reestructuración del Estado, Pág. 255 y ss.

[4] Este tema ha sido tratado por Frankel, Joseph, International Relations in a Changing World, (Oxford, Oxford University Press, 1979), Págs. 154-155.

[5] Históricamente las fronteras naturales estaban dadas por una montaña o un río, luego delimitadas por tratados firmados entre los Estados. El mar territorial, bajo el cual está la soberanía territorial de Estado ribereño, luego de varios criterios que fueron variando, se estableció en 12 millas, resultante del tiro de una bala de cañón, criterio avalado por la Conferencia de Derecho Marítimo de Ginebra de 1958. Esto comprende la columna aérea y el fondo del mar. Las 200 millas marinas, son la resultante de la suma del mar territorial, 12 millas, más 188 millas de zona económica exclusiva (ZEE). Asimismo existe un dominio sobre el espacio aéreo que se encuentra por encima de la superficie del territorio. Ídem en su “profundidad”, hasta donde pueda ejercerse bajo la tierra. Resulta absurdo hablar de la bala de cañón y de las 12 millas de mar territorial, y de las fronteras naturales, con la capacidad misilística intercontinental, o con la capacidad satelital de observar cualquier porción de territorio en el planeta. Estas fronteras naturales sólo sirven como referente para el establecimiento de límites, pero ya no marcan el “imperium” en los términos en que la soberanía como seguridad implican. Esto es entendible en los términos del Estado-Nación del siglo XVIII o XIX, pero no de la actualidad.

[6] Zaki Laidi, Investigador del Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS) de París y Profesor en el Instituto de Estudios Políticos de París y en la Universidad Johns Hopkins de Bologna, en su libro “El Orden Mundial Distendido: Sentido y Potencia tras la Guerra Fría”. Reportaje de Andrea Desormeaux, en el Diario “El Mercurio”, Chile, 12 de Febrero de 1994.

[7] Kenichi Ohmae, “El Fin del Estado-Nación”, (Sgo. de Chile, Andrés Bello, 1997).

[8] Castells, Manuel, La Era de la Información: Economía, Sociedad y Cultura, Fin del Milenio, Volumen III, (México DF, Editorial Siglo XXI, 1997. Traducción de Carmen Martínez Gimeno. Original en Inglés año 1997.

[9] Para Manuel Castells, la imagen del neo-medievalismo institucional, ilustra vigorosamente la nueva forma de Estado que ejemplifican las instituciones europeas: el Estado red, caracterizado por compartir la autoridad (es capacidad de imponer violencia legitimada) a lo largo de una red.

[10] Castells, Manuel, La Era de la Información: Economía, Sociedad y Cultura, (México DF, Editorial Siglo XXI, 1997) Volumen I, capítulos 1 y 3.

[11] Castells, Manuel, La Era de la Información: Economía, Sociedad y Cultura, (México DF, Editorial Siglo XXI, 1997) Volumen I, capítulo 2.

[12] Waever, Ole (1995): «Identity, Integration and Security, solving the sovereignty puzzle in EU studies», Journal, of International Affairs, 48 (2), pigs. 1/43.

[13] En el eje político se encuentra el orden, la justicia, los valores, el tipo de alianzas, las características del equilibrio del sistema y la forma de su mantenimiento.

[14] El concepto «darwiniano» del más apto se refiere a esto. Ver Goleman, Daniel, La Inteligencia Emocional, (Bs. As., Vergara, 1996), sobre la diferencia entre la inteligencia intelectual y la inteligencia en términos de capacidad de establecer y manejar las relaciones interpersonales.

[15] Soros, George, trabaja estos temas desde un punto de vista filosófico, en La Crisis del Capitalismo Global: La Sociedad Abierta en Peligro, (Bs. As., Sudamericana, 1999), Pág. 119-120.

[16] Ver Soros, George, La Crisis del Capitalismo Global: La Sociedad Abierta en Peligro, (Bs. As., Sudamericana, 1999), Pág. 106.

 

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