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El Futuro del Comercio Mundial: Comercio y Finanzas Internacionales

Autora: Investigación, dirección, producción y edición de Sonia Uberetagoyena Loredo

 

El Futuro del Comercio Mundial: Comercio y Finanzas Internacionales

 

El Futuro del Comercio mundial se orienta hacia la total apertura de los mercados, aunque hay un alto índice de proteccionismo, tanto cuantitativo como cualitativo, por parte de los países industrializados, frente al aperturismo “obligatorio” de los subdesarrollados o en vías de desarrollo, so pena de ser pasibles de sanciones o no recibir créditos o inversiones.

Una gran cantidad de economías de países europeos, latinoamericanos y de África dependen de los productos agrícolas y los textiles, por lo que su liberalización los perjudica. La agricultura sigue bastante protegida aún en Europa, con subsidios Estatales. Los latinoamericanos, aparte de no tener fondos para subsidios, han decidido abrir sus economías, obedeciendo a la ideología ambiental, más que a las demandas de los sectores agrícolas o textiles. Los textiles asiáticos son los más baratos del planeta, no tanto por su mano de obra barata, sino porque sus empresas y empresarios no tratan de enriquecerse de la noche a la mañana, como ocurre en la cultura de América Latina, que además de obtener grandes dividendos, presionan sobre los gobiernos para que profundicen la flexibilización laboral.[1].

El comercio mundial crece a un ritmo que es casi tres veces el del crecimiento de la producción mundial. En 1995, el volumen de las exportaciones mundiales de mercancías aumentó un 8%, mientras que la producción mundial de mercancías, se incrementó en un 3%.[2]

Las negociaciones sectoriales de alcance mundial, que más han avanzado, son las de los servicios financieros, donde el interés de los países industrializados, es abrir el acceso a los mercados en expansión de las economías en desarrollo y el de los países en desarrollo, en la recepción de las inversiones; con estructuras más abiertas, transparentes y previsibles para los servicios financieros, para maximizar su posibilidad de atraer inversiones, lo que no necesariamente se traduce en desarrollo ni en bienestar de sus pueblos, mayor empleo, educación, justicia, salud, etc.

Un tema que ha aparecido reiteradamente, a partir del achicamiento del Estado, privatizaciones, flujo de inversiones, es el de la corrupción, que no es que no existiera, pero que sí se ha agravado y generalizado en todos los Estados, industrializados o subdesarrollados, agravando el debilitamiento de los sistemas judiciales, que son cooptados por los gobiernos, para que faciliten la seguridad jurídica a los inversores y a las empresas que se radican, aunque la población no reciba el mismo trato, aunque se supone que este poder debe ser independiente del poder ejecutivo. Tan acuciante es el tema, que la OMC propuso tratar este problema, en un grupo de trabajo para estudiar la transparencia en las prácticas de contratación pública.[3]

La corriente de las inversiones muestra un importante desequilibrio, ya que sólo alrededor del 35% de todas las inversiones extranjeras directas, se dirige a los países en desarrollo, que van a parar a un grupo reducido de diez países en desarrollo.

En cuanto a la cuestión del comercio, uno de los conflictos es su vinculación con las normas de trabajo, particularmente en aquellos países cuya ventaja comparativa son los bajos salarios. El otro tema es que, la mayor liberalización encuentra obstáculos en las industrias tradicionales, como la de los productos textiles y la agricultura.

El comercio mundial, pareciera orientarse, de manera casi inexorable, hacia las siguientes metas:

  1. Ampliación de la apertura de los mercados y la integración en un sistema comercial mundial, expectativas, que no se han cumplido, pues los países industrializados mantienen políticas proteccionistas y los países en desarrollo carecen de poder, para exigir el cumplimiento de las normas de la OMC. Pareciera que la apertura de mercados se dará al interior de los “mega-bloques” económicos, pero no entre éstos.
  2. Establecer una convergencia entre miembros y no miembros de la OMC, para alcanzar un sistema comercial universalizado. Siendo los EUA el principal obstáculo, por las condiciones de ingreso a China y Rusia.
  3. Llegar al multilateralismo, por el regionalismo abierto.

 

Algunas iniciativas regionales recientes son, en su perspectiva, verdaderamente gigantescas, por ejemplo el proyecto europeo de crear una zona de comercio preferencial, con todos los países mediterráneos para el año 2010, o el acuerdo marco entre la Unión Europea y el MERCOSUR, o el plan establecido en la Declaración de Miami, de crear una Zona de Libre Comercio de las Américas para el año 2005; o por último, el compromiso del APEC de crear una zona de libre comercio en dos etapas, entre los años 2010 y 2020.[4]

El “regionalismo abierto” le hará bien al libre comercio mundial, pero no tanto al desarrollo de los países y los pueblos; a pesar de lo cual, APEC y el MERCOSUR, incluyen el compromiso de operar bajo el esquema de “regionalismo abierto”, cuyo significado es el siguiente:

  1. Toda zona preferencial se deberá ajustar a las exigencias jurídicas del sistema multilateral, compatibles jurídicamente con las normas de la OMC y tener un carácter preferencial, lo que significa ser una excepción a la cláusula de la nación más favorecida (principio básico del sistema multilateral). La OMC busca que no se llegue a una proliferación de excepciones, ya que podrían convertirse en norma, amenazando al aperturismo comercial.
  2. Eliminación gradual de los obstáculos internos al comercio, dentro de un grupo regional y más o menos al mismo ritmo y en los mismos plazos; reducir los obstáculos respecto de los países no miembros, haciendo compatibles la liberalización regional, no sólo con las normas de la OMC, sino también con el principio de la nación más favorecida. Interpretación expresada por algunos gobiernos miembros del APEC o del MERCOSUR.

 

La elección entre estas dos opciones, conduce a resultados diferentes, en los que no está claro el papel de China y de Rusia. En el primer caso, se llegaría a una división del comercio mundial en tres o cuatro zonas preferenciales intercontinentales, cada una de las cuales tendría sus propias normas y un régimen de libre comercio, dentro de la zona, pero seguirían existiendo obstáculos externos entre los bloques; y en el segundo, convergería el proceso regional, con el multilateral.

En la década de los ’60, América Latina, creó Zonas de Libre Comercio, buscando alcanzar el desarrollo mediante economías de escala, que requerían de mercados ampliados, a la vez que proteger la cláusula de la Nación más favorecida a todos los miembros del GATT, y evitar asimetrías en los beneficios y los costos, mediante estos procesos. Ni el desarrollo, ni la integración fueron alcanzados, debido a la discontinuidad constante de los sistemas políticos, provocados por golpes de Estado, que hicieron que lo que uno proponía, el otro gobierno lo deshiciera.

También la Comunidad Económica Europea (CEE) hoy Unión Europea (UE[5]), partió del proteccionismo y los subsidios y logró sus grandes objetivos de desarrollo regional en el terreno agrícola, aeronáutico, espacial, tecnológico, etc., y la maximización de su capacidad de desempeño, en el contexto mundial.

Los latinoamericanos, que iniciaron el proceso en la misma época, sin las diferencias culturales, idiomáticas, religiosas de los europeos, pero también, sin el “objetivo estratégico” que los europeos tuvieron, se mantienen aún subdesarrollados, desintegrados y desarticulados internacionalmente, al tiempo que los europeos lograron la UE.

El comercio exterior, beneficia a aquellos países que exportan, principalmente bienes industriales y, perjudica a los que son mayormente importadores de manufacturas, esto es, los que importan más bienes industriales de lo que exportan.[6]

Una solución a la pobreza en América Latina, estaría en la disolución de los monopolios locales, no en exponer a las industrias a los depredadores extranjeros, a través del libre comercio. [7]

Los economistas que proclaman la liberalización, no consideran los costos en materia de despidos laborales, rebajas salariales, deterioro del medio ambiente y desindustrialización.[8]

La prosperidad, radica en el desarrollo y el crecimiento de la industria, más que en el de la agricultura y los servicios. A la vez que la industria y no el comercio es la principal fuente de prosperidad[9].

En la mayoría de los países latinoamericanos se ha llevado a cabo un “proteccionismo monopolista”, en vez de implementar un “proteccionismo competitivo”, que permita transformar a los monopolios, en empresas más pequeñas y eficientes. Son los países exportadores industriales los que se benefician del comercio libre, toda vez que otros son los que abren sus fronteras, para recibir sus productos. El resto, pierde competitividad y se desindustrializa, a la vez que permite el deterioro social.[10]

 

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Fuente: UBERETAGOYENA Loredo, Sonia (Tesis de Maestría en Economía). ECONOMÍA INTERNACIONAL (Una Propuesta Didáctica para Licenciatura). TERCERA PARTE: Propuesta Didáctica. Análisis Empírico. VI. Comercio y Finanzas Internacionales. 1. El Sistema Mundial. Pp. 210-212.

 

Referencias

[1] Forrester, Vivian, El Horror Económico, (Bs. As., FCE, 1997), Págs. 119-131.

[2] Datos comerciales presentados por la OMC, muestran que la mundialización de las economías avanza a un ritmo rápido, haciendo a los países cada vez más interdependientes –y también dependientes por las asimetrías-, incluido los países en desarrollo y las economías en transición. En el discurso del Director General de la OMC en Singapur, el 25 de Abril de 1997 en el Congreso Mundial de Comercio expresó que donde más se refleja la integración económica mundial es en Asia. El volumen de las importaciones de los países asiáticos en su conjunto, creció a una tasa anual del 10% entre 1990 y 1995. En 1995, las importaciones de los diez principales países en desarrollo de Asia ascendieron a casi 750.000 millones de dólares de EUA. La tasa de crecimiento de las importaciones de Asia, fue del 13% en 1995, y también el volumen de las importaciones de Asia aumentó más rápidamente que el de sus exportaciones.

[3] DECLARACIÓN MINISTERIAL DE SINGAPUR, documento WT/MIN(96)/DEC/W, Singapur, 13 de diciembre de 1996.

[4] El TLC/NAFTA significa el 89% del Producto Bruto hemisférico, mientras que América Latina es sólo el 11% de ese Producto Bruto, de las cuales el MERCOSUR significa 8% y el resto de América Latina el 3%.,

[5] La hoy UE surgió a principios de los ’50 como un «objetivo estratégico» pensado, diseñado y promovido por Jean Monnet, Robert Schuman, Konrad Adenauer.

[6] Batra, Ravi, El Mito del Libre Comercio, (Bs. As., Vergara, 1994), pág. 15, pág. 22.

[7] Idem, pág. 24.

[8] Idem, págs. 97-98

[9] Idem, Pág. 27.

[10] Batra, Ravi, El Mito del Libre Comercio, (Bs. As., Vergara, 1994), Págs. 106-144 passim.

 

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